PENSAMIENTO COMPLEJO: EDGAR MORIN


PENSAMIENTO COMPLEJO
Lic. Jaasiel Hernández Guzmán
Conclusión.

Repetidas veces aclara que no pretende elaborar un sistema cerrado, sino proponer los elementos para ir desarrollándolos de manera crítica y en cierto sentido abierta a modificaciones. Por otra parte, el modo de pensar complejo no pretende reeditar la ambición del pensamiento simple de controlar y dominar lo real, sino que trata de dialogar, de negociar con lo real.
El pensamiento complejo integra todos los elementos que puedan aportar orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento, pero rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionalizantes que puede producir una simplificación abusiva. Intenta reconocer los vínculos entre las cosas, distinguir, pero no aislar, se encuentra en una tensión permanente entre un saber no segmentar izado, no disgregado, no reduccionista.
El filósofo llama a tomar conciencia de lo que identifica como “inteligencia ciega”, o sea, la que produce ignorancia del mundo real y de la forma de ser humana. Y está en contra de lo que descartes llama pensamiento disyuntor que es la base de la simplificación.
Al realizar la ciencia un ejercicio de reducción y abstracción de las cosas se separó de la filosofía, dejando que la ciencia no pensara o reflexionara sobre sí misma.
Así opera la inteligencia ciega: destruye los conjuntos y las totalidades, aísla los objetos de sus ambientes y al observador de la cosa observada. Las realidades desaparecen por obra de disciplinas que sólo ven un segmento ellas, y entre unas disciplinas y otras no se establecen conexiones.
Morin define la complejidad, a primera vista, como “un fenómeno cuantitativo, una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades”. Más allá de las cantidades de unidades e interacciones, la complejidad comprende incertidumbres, indeterminaciones, fenómenos aleatorios. En cierto sentido, siempre está relacionada con el azar. No se reduce a la incertidumbre: es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. Así, es una mezcla de orden y desorden, pero una mezcla íntima, diferente del orden/desorden estadístico.
La Cibernética reconoció la complejidad, pero la puso entre paréntesis: formuló el principio de la caja negra (black-box)
Hasta ahora, lo científico exigía eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Ahora hace falta admitir “una cierta imprecisión y una imprecisión cierta”, y “una cierta ambigüedad y una ambigüedad cierta”, tanto en los fenómenos como en los conceptos: en la relación sujeto/objeto, orden/desorden, auto/hetero-organización, y otros.
El paradigma de simplicidad pone orden en el universo y persigue el desorden. El orden se reduce a una ley, a un principio. La simplicidad ve lo uno y ve lo múltiple, pero no concibe que lo Uno puede, al mismo tiempo, ser lo Múltiple. La simplicidad, o bien separa lo que está ligado (disyunción), o bien unifica lo que es diverso (reducción).
Creo que debe existir una razón que organice todo, pero también concuerdo con lo que menciona Morin, el cual es que no todo está explicado, no todo está dicho, hay una infinidad de posibilidades en la incertidumbre y la complejidad se base en este postulado, donde “el orden tiene caos y en el caos hay orden”

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